¿Una persona que nació con los ojos abiertos puede ser feliz en un mundo como este?
Me hago esa pregunta todas las mañanas al levantarme. Tener que salir de la calidez de la cama y dejar atrás la seguridad de los sueños no es fácil ni en el mejor de los días. Las injusticias y tragedias te azotan como una ráfaga de viento desde el primer momento en que abres los ojos… ¿Cómo es que hay gente que se levanta con ánimos? Yo no quiero salir a la calle. No quiero prender la tele. No quiero leer los diarios. No quiero mirar por la ventana. Y si no creyera que la vida es una sola y es demasiado corta como para desaprovecharla, hace mucho tiempo que me habría quedado postrada sobre el colchón.
Y no entiendo como es que hay tantas personas que son capaces de mirar a su alrededor y no inmutarse. Pueden pasar por al lado de la infelicidad y siguen caminando, como si ir a la peluquería fuera más importante… ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo es que son capaces de vivir sin que se les rompa el corazón todos los días? Yo no puedo. Vivo con un nudo en la garganta y con las lágrimas reprimidas. ¿Son ciegos o acaso tienen corazón de piedra? ¿Cómo aprendieron a mantener los ojos cerrados?
Hay gente muriendo de hambre; personas que pierden a seres queridos; hay gente que comete crímenes y es juzgada; hay víctimas de esos crímenes; hay animales en precarias condiciones; personas que no son felices, que no tienen oportunidades, que no tienen a nadie; hay… millones y millones de injusticias. El mundo es un nido de tragedias. ¿Cómo puedo vivir tranquila con todo eso? ¿Cómo puedo preocuparme de mi propia felicidad cuando me atiborran de miserias? ¿Cómo es que estamos aquí, frente al computador, sin hacer nada?
Y lo peor, es que tengo claro que es parte de la vida. Pero entonces, ¿cómo… cómo seguir sin derrumbarse todos los días?